En su camino de vuelta a casa desde el colegio la pequeña Charlotte se cruzaba con un ciego que tocaba el acordeón. Una de las canciones que encandilaba a la pequeña era "Those were the days" de Mary Hopkin. Gracias, Charlotte, por detenerte a escuchar a este enigmático ciego y por darme la posibilidad de descubrir este precioso tema.
Una de las muchas cosas que me fascinan de los libros es la magia que se produce cuando gracias a ellos te topas con pequeñas perlas musicales. Esto es lo que me ha sucedido nada más empezar a leer la segunda parte de la colección "Wonder" Charlotte tiene la palabra, de la escritora R. J. Palacio. El primer libro de esta colección, de la que prometo hacer reseña, es La lección de August, y os aseguro que es una "lección" maravillosa la que nos enseña. Si tenéis cerca a niños, les pueden resultar muy instructivos. Si por el contrario, simplemente queréis disfrutar de una colección amena y que además os enseñará a crecer, echadles un vistazo a estos libros de "Wonder", que por otro lado, tienen unas portadas muy chulas.
A pesar de que soy una persona muy aficionada a la música y no puedo pasar un día sin oír alguna canción, reconozco que desconocía este tema. Ahora bien, la melodía me resulta muy familiar. Estoy segura de que hay una versión en español y de que muchos sabréis de cuál se trata. Por ahora, me quedo, sin un ápice de duda, con ésta. Curiosamente se trata de una versión de una canción original rusa y fue su primer gran y merecido éxito.
Os dejo la letra en español
AQUELLOS FUERON LOS DÍAS
Sucedió una vez que había una taberna
donde solíamos levantar una o dos copas,
recordar cómo reíamos durante horas
y pensar en todas las grandes cosas que
haríamos.
Aquellos días, mi amigo,
que pensábamos que no acabarían,
cantaríamos y bailaríamos por siempre
jamás.
Viviríamos la vida que eligiésemos.
Lucharíamos y nunca perderíamos
porque éramos jóvenes y estábamos seguros
de seguir nuestro camino.
Luego, nos arrastraron los días ocupados,
perdimos nuestras ensoñaciones por el
camino.
Si por casualidad te viera en la taberna,
nos sonreiríamos y diríamos
“Aquellos fueron los días, mi amigo,
que pensábamos que no terminarían.”
Cantaríamos y bailaríamos por siempre
jamás.
Viviríamos la vida que eligiéramos,
lucharíamos y nunca perderíamos.
Aquellos fueron los días, oh, sí,
aquellos fueron los días.
Justo esta noche me detuve frente a la
taberna,
nada parecía como solía ser.
En el cristal vi un extraño reflejo.
¿Era yo realmente esa solitaria mujer?
A través de la puerta provenía una risa
familiar.
Vi tu cara y oí que me llamabas.
Oh, mi amigo, somos más viejos pero no
más sabios
porque en nuestros corazones los sueños
son aún los mismos.
[…]
Preciosa canción!
ResponderEliminarGran descubrimiento! Me ha encantado.
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